Cirugía fallida de columna

El Síndrome de cirugía fallida de espalda (o FBSS) se refiere a pacientes con dolor persistente o nuevo y diferente después haber sido sometidos a cirugía de columna vertebral para el dolor
de espalda o de la pierna(s).

La cirugía de la columna vertebral puede haber consistido en la extracción o resección de hueso (laminectomía o foraminotomía) o de material del disco intervertebral (discectomía) o en una fusión de segmentos espinales (fusión instrumentada o ósea, también llamada artrodesis o Fusión intersomática lumbar o cervical).

El dolor no tiene que ser peor después de la cirugía para que se denomine síndrome de cirugía fallida, puede ser que el dolor haya disminuido, pero todavía está presente en mayor o menor
medida. El término no implica que algo haya ido mal con la cirugía o que de alguna manera la culpa sea del cirujano que el dolor no haya desaparecido por completo o que el dolor empeore
con el tiempo. Se refiere simplemente a un conjunto de pacientes que tienen síntomas persistentes de dolor después de la cirugía de la columna. En muchos otros el dolor desaparece con la cirugía.

La causa es una combinación de factores

La causa del dolor muchas veces no es fácil de explicar y se piensa que hay probablemente más de una razón por la que esto ocurre. El dolor es a menudo una mezcla de dolor de tipo nervioso (llamado neuropático) y de dolor musculoesquelético por cambios inflamatorios a nivel del disco, por contractura muscular o por sobrecarga de las articulaciones. Uno de los problemas después de la cirugía puede ser la respuesta inflamatoria aumentada y el posterior desarrollo de tejido fibrótico en el espacio epidural, a menudo envolviendo las raíces nerviosas recientemente descomprimidas. Esto suele ocurrir pocos meses después de la cirugía. Los pacientes pueden describir, por ejemplo, que sus síntomas empeoran entre 3 y 6 meses después de la cirugía.

Frecuentemente, es una situación emocionalmente difícil para un paciente que ha depositado grandes esperanzas en mejoras significativas del dolor y calidad de vida, el tener que
adaptarse a un resultado diferente y una baja laboral continuada.

El bajo estado de ánimo o la ansiedad que suele acompañarse pueden hacer más difícil vivir con el dolor. Una de las claves para el tratamiento es confiar en su cirujano para excluir cualquier complicación como la infección, una nueva herniación del disco o la formación de hematomas y comenzar con el tratamiento analgésico y rehabilitador en la fase inicial.

A menudo se le remitirá a un especialista en tratamiento del dolor que le ayudará a mejorar el dolor si no existe un beneficio claro para repetir la cirugía.

En la Unidad de dolor buscaremos la medicación apropiada que disminuya su dolor. A veces también se utilizan inyecciones (bloqueos) o técnicas de radiofrecuencia (consiste en adormecer pequeñas terminaciones nerviosas) para ayudar a reducir el dolor durante unos

meses y permitir que los músculos de la columna se adapten a las nuevas cargas y la nueva mecánica